sábado, 1 de agosto de 2009

Tear

Alguna vez pensaste que todo esto fue en vano?- era la última pregunta que venía a mi mente.

El maligno cigarrillo se consumía entre mis dedos dejando escapar aquel humo intoxicante y perturbador que en ese momento deseaba. Las finas gotas de agua cristalina caen sobre mi a cada paso que doy. El alcohol, la ira, la desesperación y la esperanza guían mi corazón por este camino que me resulta tan familiar.

Algo me hace detener, ora por miedo a seguir adelante, ora por volver de donde vine. Mis pies empiezan a enfriarse y sigo sin poder decidir que paso dar. Me prometí que esta seria mi última oportunidad y siento que todo ha sido un fracaso. Siento el peso del mundo sobre mis hombros, siento mi propia risa recordándome que no lo lograría. El viento y el agua golpean mi rostro recordándome lo que se siente fallar.

En la acera fría y húmeda me siento a pensar. Que difícil es luchar contra este sentimiento de perdida, de creer que las cosas no funcionaran y que todo esta dicho.

Sentado con los pies aun más fríos veo como mil recuerdos de otro tiempo cruzan frente a mí y puedo sonreír nuevamente. La gracia dura poco pues el dolor es más grande, porque a veces la gente no puede ver la grandeza de los hechos más simples y la gran importancia en las cosas más insignificantes.

Será porque el agua enfrió mis pensamientos, será porque mis pies fríos me conectaron con la madre tierra, será lo que sea; pero siento nuevas fuerzas dentro de mí que hacen me ponga en pie. Fuerzas que no sentí antes y que me hacen caminar de regreso al punto de partida.

Corro bajo la fina lluvia que sigue empapando mi rostro mientras regreso al inicio, a aquel lugar donde todo empezó. Muchos recuerdos más vienen a mi mente, pero esta vez puedo entender lo afortunado que soy al poder tener tan preciosos recuerdos de una sola fuente. Soy tan dichoso de poder ser lo que tanto he añorado y se me pueda dejar ser.

Lo se, la perfección no existe; pero nunca me he sentido tan cerca de ella como el día de hoy.

Mi carga se aligera y siento como el tiempo es más breve; me acerco a mi destino. Aquel faro me esta esperando, guiando mi caminar con su luz y bajo ese faro, mi destino.

Entiendo ahora que la felicidad no es un momento en mil; sino una forma de ser. Entiendo que no hubo una razón correcta, sino varias equivocadas. Dudo un segundo. Me detengo y arrojo el cigarrillo por los aires. No quiero ser quien este equivocado, no quiero cometer errores. Vuelvo a correr y me repito en voz alta que no existen las dudas cuando un esta realmente convencido de estar haciendo lo correcto.

Jadeante, sudado, húmedo y cansado llego al faro y sin detenerme a tomar aire grito con todas las fuerzas que me quedan: “Nunca será en vano, porque te amo”.

Apoyo mis piernas sobre mis rodillas y miro el suelo. El aire devuelve el eco de mis palabras. Recupero el aliento en pocos segundos. Levanto la mirada y allí estas tu, con los brazos abiertos y una lagrima escapando por tu mejilla.